El afilador de cuchillos
Era fácil de reconocer. La
melodía de su flauta era solo el anzuelo para los extraños. Su principal arma era su herramienta de
trabajo con la cual sacaba filo hasta el más oxidado de los cuchillos. Así es,
el tema de este post es sobre el recordado afilador de cuchillos.
Si el ritmo armonioso de la
flauta te encantó, ya eras potencialmente un cliente más. Desplazado con una
rueda propulsada a pedal, este personaje recorría calle por calle al paso de su
flauta dando aviso a los vecinos de su llegada. Minutos después algunas
personas ya formaban su cola para que el afilador sacara brillo a sus
cuchillas.
Cualquiera podía requerir sus
servicios ya que el precio por afilar un cuchillo era de un sol, por lo que no
había excusas. Sin embargo, hoy ya es
difícil escuchar con frecuencia la melodía del ‘afilacuchillos’ ya que cada vez
son menos los que se arriesgan de hacer este su oficio
.
Me acuerdo que antes solía acompañar a mis padres para ver
cómo era que este señor afilaba los cuchillos de la casa. A veces la espera era
precoz debido a que el servicio se realizaba en cuestión de minutos, pero en
otras ocasiones sí se podía observar la labor del trabajador para moldear los
filos. Al final de cuentas, siempre me quedaba atontado por las chispas,
Ha transcurrido tanto tiempo desde que no escucho esa
melodía que presagiaba la llegada de este entrañable trabajador, que con
esfuerzo llevaba una rueda por distintas cuadras de Lima. Es probable que de
aquí a un tiempo la sociedad se olvide de los ‘afilacuchillos’ y simplemente un
nuevo artefacto los reemplace, pero en mi memoria siempre conservaré la imagen
de este trabajor haciendo lo que mejor hace: afilar un cuchillo.
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